Vivimos marchitándonos en nuestras propias insatisfacciones, en
nuestras absurdas comparaciones con los demás:
Si yo tuviera, si mi vida fuera... Siempre conjugando un futuro incierto, en
vez del presente concreto, empecinados en no querer ver que la felicidad es un
estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy estar felices con lo que somos, con lo que tenemos, o vivir
amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.
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